Me encantan el invierno. Sin embargo, el frío intenso lo llevo verdaderamente mal. No sé si será porque soy delegada (dicen que notamos más el frío) o simplemente soy una persona friolera. La cuestión es que las bajas temperaturas han hecho que muchas veces renuncie a ciertas actividades o no las acabe de disfrutar del todo.
Por ejemplo, los deportes de nieve. Me encanta esquiar, pero no me gusta hacerlo con mucho frío porque las orejas, la nariz, las manos y los pies me acaban doliendo. Puede que os parezca exagerado, pero al poco tiempo de estar al exterior, si las temperaturas son bajas, empiezo a notar una sensación de hormigueo y entumecimiento muy desagradable. Lo peor es que, incluso cuando ya estoy en el interior, el dolor tarda un buen rato a desaparecer y necesito mi tiempo para recuperar la sensibilidad al cien por cien. Todo ello, a pesar de abrigarme bien e intentar movilizar dedos de manos y pies tanto como me es posible.
Lo cierto es que son las personas mayores, los niños y quienes practican deportes de invierno los que más expuestos están a padecer congelaciones, especialmente de los miembros inferiores.
En ese sentido, el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha informado de que las bajas temperaturas típicas de los meses de invierno son un factor de riesgo para la salud de los pies y es necesario tomar algunas precauciones para evitar complicaciones en ellos.
Una de la principales dolencias que pueden afectar a los pies en relación al frío son los sabañones (lesión en la piel que se produce por una constricción prolongada de los vasos sanguíneos y que deriva en un bajo nivel de oxígeno en sangre e inflamación de las paredes vasculares).
Para evitar esta dolorosa patología y otras asociadas al frío, como dermatitis o eccemas, desde el ICOPCV han elaborado un decálogo con recomendaciones para cuidar los pies durante los meses de invierno. Son las siguientes:
- Utilizar calcetines de fibras naturales, como la lana, que permitan mantener calientes los pies sin apretarlos ni dificultar la circulación de la sangre.
- Escoger un calzado que permita la transpiración del pie para que este no se humedezca y evitar que aumente la sensación de frío.
- Nada de fuentes de calor directas. Es fundamental mantener una correcta temperatura de los pies a través del uso de calcetines y calzado adecuados y no intentar calentarlos acercándolos a una estufa o bolsa caliente, porque podría incentivar la aparición de sabañones.
- Si estamos dentro de la población de riesgo (personas mayores, niños, practicantes de deportes de invierno), es aconsejable la utilización de cremas específicas que preparen la piel para las agresiones del frío, reparen las grietas y normalicen la estructura de la epidermis.
- En el caso de practicar deportes de nieve es fundamental que los calcetines sean finos y estén fabricados con materiales específicos para su práctica. Así, se evitarán rozaduras, ampollas y permanecerán secos y con una temperatura adecuada. Además, si de forma habitual se utilizan plantillas, estas deberán ser incorporadas al calzado deportivo.
- Para estimular la circulación conviene realizar pediluvios (baño de pies) de agua fría, agua tibia y agua fría. Esto es especialmente recomendable en las personas con problemas de circulación o tras la práctica de deportes de invierno como esquí, snowboard o senderismo.
- Evitar que el pie esté inmovilizado para activar la circulación de la sangre y que no se produzca un enfriamiento de los miembros inferiores. Si se está mucho tiempo sentado, es aconsejable masajear los pies periódicamente y realizar ejercicios específicos con ellos para mejorar la circulación y mantener una temperatura adecuada.
- Renunciar al alcohol y el tabaco, ya que ambos contribuyen a una deshidratación de la epidermis que aumenta el riesgo de padecer sabañones.
- En el caso del calzado de fiesta, se recomienda utilizar botines frente a zapatos salón porque mantienen mejor la temperatura del pie.
- Es importante que la suela del calzado sea antideslizante, ya que en esta época del año el suelo puede estar húmedo y, debido a ello, dificultar la marcha o propiciar caídas o torceduras de los miembros inferiores.
Muchos de los consejos que proponen los podólogos del ICOPV (calcetines de esquí, mover los dedos de los pies tanto como es posible mientras estoy en el telesilla o el telearrastre, cremas específicas para pies, calcetines térmicos para el frío…) ya los sigo, pero otras recomendaciones, no. Por ejemplo, yo exponía manos y pies a la primera estufa que encontraba (incluida la calefacción del coche) para tratar de calentarlos más deprisa. También hacía baños de pies calientes con este fin.
Espero que os resulten útiles todos estos consejos para estos días en los que el frío ya empieza a ser notable y en los que quizás queráis disfrutar de la nieve en familia.
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