No es la primera vez que, aquí, en Sanitum, os hablamos de los beneficios de los probióticos y de por qué deberíamos incluirlos en nuestra dieta. Sin embargo, aún no habíamos hecho un post sobre la relación entre probióticos y salud mental.
Personalmente, ahora incluyo muchos alimentos probióticos en mi día a día como yogur, queso tipo quark, encurtidos y kombucha. También, desde hace unos meses, consumo suplementos probióticos por recomendación médica.
Si bien son más conocidos los beneficios de los probióticos en la salud digestiva, quizás se sepa menos acerca de cómo estos alimentos pueden influir en nuestra bienestar mental y estado de ánimo. No obstante, cada vez hay más evidencia de que estos podrían tener un papel clave en ese aspecto, así como también en las funciones cognitivas.
Lo cierto es que la investigación científica apunta a que habría una estrecha conexión entre intestino y cerebro. Es lo que se conoce como eje cerebro-intestino. Concretamente, estos dos órganos vinculados a través de señales bioquímicas que se producen entre el sistema nervioso del tracto digestivo (el sistema nervioso entérico) y el sistema nervioso central, el cual incluye el cerebro.
Es por esta razón que, en ocasiones, los científicos se refieren al intestino como el ‘segundo cerebro‘, pues produce muchos de los mismos neurotransmisores que libera este órgano. Entre ellos, serotonina, dopamina y ácido gamma-aminobutírico (EGABA), los cuales juegan un papel clave a la hora de regular nuestro estado de ánimo. De hecho, se estima que el 90% de la serotonina de nuestro organismo se produce en el tracto digestivo.
Además, parece ser que lo que afecta al intestino, a menudo afecta al cerebro. Y viceversa. Esto se debe a que, por ejemplo, cuando el cerebro se pone en tensión, manda ‘señales de alerta‘ al intestino. Así pues, ahora quizás podamos entender mejor el por qué, con frecuencia, los nervios nos provocan molestias estomacales o el estrés prolongado se relaciona con diferentes afecciones del aparato digestivo.
Paralelamente, cabe decir que patologías como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn o el estreñimiento crónico pueden favorecer estados de ansiedad o depresión.
Respecto a esta relación entre probióticos y estado de ánimo, se hizo una investigación en la que se mostraba, a los participantes, imágenes de rostros enfadados o asustados. La conclusión fue que el grupo de mujeres que había estado consumiendo un lácteo fermentado durante cuatro semanas, dos veces al día, permanecían más calmadas cuando se les mostraban las fotografías, respecto al grupo de control.
Asimismo, algunos estudios, como esta investigación en pacientes con Alzhemimer, señalan que los probióticos podrían mejorar también las funciones cognitivas.
No obstante, aún son necesarios muchos más estudios científicos para poder determinar hasta qué punto probióticos y estado de ánimo están relacionados, y cómo estos alimentos podrían ayudar en las habilidades cognitivas.
